sábado, 6 de mayo de 2017

La sangre

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Reivindico la sangre y las hogueras
Aquello que derrama infernales aullidos
Tumbas profanadas
Sacrílicos altares

Disiento de las humanas bondades
Decreto la anarquía de los castillos en el aire
Me miento a cada esquina sin mi consentimiento
Y siento que valió la pena rezar por mi condena

Me dice que no existo un espejo que no miente
Mejor como siempre ir contracorriente
¿Qué fuente me dio una vida que no es mía?
Tal vez la que se oculta en la melancolía

Pensaba que la muerte no existía
Que todo era mera superchería
Pero hoy me siento extasiado junto a la fosa vacía
Puño en alto machacando lindas calaveras
Mientras pienso que es perfecto caerse de la tierra

Creo que la sangre es lo único bello del cuerpo
Paseo por largos cementerios de juguete
Bajo la lluvia de plata de la luna que se mece
Me acuerdo que una vez me miró desde la cuna
Que me mire una vez más desde la nada donde crece

Al fin y al cabo estoy perdido entre el punto y la coma
No me limpio los zapatos ni le doy limosna al cura
Pero vuelo cada noche a lomos de mi escoba
Y entierro a la mañana la sardina de la malaventura

¿Tu me entiendes? Me dijo la mirada del gran Paravicino
Entonces comprendí que no entendía nada
Que todo era espejismo en el desierto del no entendimiento.
Que la Luna nos engaña con su risa de plata

Dejemos olvidado lo que para nada sirve
Por una vez seamos prácticos
Practiquemos la putrefacción de los cuerpos
Gocémonos en el escorbuto que nos está reservado

El frío del cuchillo me hiela la garganta
La bala de mercurio estalla entre mis sienes
Aquello que es diabólico me entretiene entre sus dientes
Más que los bálsamos preciosos de las plantas

Dos ángeles oscuros me llevan de paseo
Por los paramos sangrantes del Averno
Me cuentan, seriamente, leyendas del Infierno
Luego, me matan con navajas de fuego

Un cielo degollado nos cubre de silencio
El mundo se ha parado en el aire de una hoja
Y todas las miradas se han vuelto hacia dentro
Un niño esta naciendo en una cueva de hojalata

No quiero que recuerdes que un día fuiste mía
Mis huesos no sirven para caldo de puchero
Solo me queda una mirada que se humilla ante la nada
Pervivo más allá de mi retrato en el recuerdo

El perro del vecino me tiene atormentado
La loca de la esquina me mira de reojo
Siempre me sonrojo cuando pienso
Por eso me cobijo como un loco en sus faldas
A ver pasar la vida como un perro entre sus nalgas

Luego voy al puente del escándalo paradójico
Me siento en la barandilla y llamo a los amigos de siempre
Les pido que me cuenten sobre Evragio Póntico
Filósofo del desierto que a fuera de cuentas no miente

Despido con insultos a los que más me amaron
Escupo sobre sus rostros mi convicción oculta
Luego les doy las gracias y algo de calderilla
Que no digan, que no digan...

El retrato de un hombre nunca tiene fecha
La vida desalmada declina con el tiempo
Así el tiempo y el retrato nunca se detienen
La vuelta de la esquina siempre es pasajera

Deseo regalaros mi último beso
Con toda la sangre de un te quiero brotando entre los labios
Busco sumergirme en el mar de los infiernos
Y elevar los huesos de la calavera a los cuatro vientos

Que no se tarde mi vida por lo que más quiera
Que no se olvide de las penas que regamos juntos
Que me mánde la ilustración del último poema
Para así hacer un si en medio del Kali Yuga

Recordar míos amores que la sangre es bendición
Un fuego que me quema y me da vida
En la agónica prisión de las arterias
Donde yazgo redimiendo a mi condena

Poesía y dibujo: Pil

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