Reivindico la sangre y las hogueras
Aquello que derrama infernales aullidos
Tumbas profanadas
Sacrílicos altares
Disiento de las humanas bondades
Decreto la anarquía de los castillos
en el aire
Me miento a cada esquina sin mi
consentimiento
Y siento que valió la pena rezar por
mi condena
Me dice que no existo un espejo que no
miente
Mejor como siempre ir contracorriente
¿Qué fuente me dio una vida que no
es mía?
Tal vez la que se oculta en la
melancolía
Pensaba que la muerte no existía
Que
todo era mera superchería
Pero hoy me siento extasiado junto a la
fosa vacía
Puño en alto machacando lindas calaveras
Mientras pienso que es perfecto caerse de la tierra
Creo que la sangre es lo único
bello del cuerpo
Paseo por largos cementerios de juguete
Bajo la lluvia de plata de la luna que
se mece
Me acuerdo que una vez me miró desde
la cuna
Que me mire una vez más desde la nada
donde crece
Al fin y al cabo estoy perdido entre
el punto y la coma
No me limpio los zapatos ni le doy
limosna al cura
Pero vuelo cada noche a lomos de mi
escoba
Y entierro a la mañana la sardina de
la malaventura
¿Tu me entiendes? Me dijo la mirada
del gran Paravicino
Entonces comprendí que no entendía
nada
Que todo era espejismo en el desierto
del no entendimiento.
Que la Luna nos engaña con su risa de
plata
Dejemos olvidado lo que para nada sirve
Por una vez seamos prácticos
Practiquemos la putrefacción de los
cuerpos
Gocémonos en el escorbuto que nos está
reservado
El frío del cuchillo me hiela la
garganta
La bala de mercurio estalla entre mis
sienes
Aquello que es diabólico me entretiene
entre sus dientes
Más que los bálsamos preciosos de las
plantas
Dos ángeles oscuros me llevan de paseo
Por los paramos sangrantes del Averno
Me cuentan, seriamente, leyendas del
Infierno
Luego, me matan con navajas de fuego
Un cielo degollado nos cubre de
silencio
El mundo se ha parado en el aire de una
hoja
Y todas las miradas se han vuelto hacia
dentro
Un niño esta naciendo en una cueva de
hojalata
No quiero que recuerdes que un día
fuiste mía
Mis huesos no sirven para caldo de
puchero
Solo me queda una mirada que se humilla
ante la nada
Pervivo más allá de mi retrato en el
recuerdo
El perro del vecino me tiene
atormentado
La loca de la esquina me mira de reojo
Siempre me sonrojo cuando pienso
Por eso me cobijo como un loco en sus faldas
A ver pasar la vida como un perro entre
sus nalgas
Luego voy al puente del escándalo paradójico
Me siento en la barandilla y llamo a
los amigos de siempre
Les pido que me cuenten sobre Evragio
Póntico
Filósofo del desierto que a fuera de
cuentas no miente
Despido con insultos a los que más me
amaron
Escupo sobre sus rostros mi convicción
oculta
Luego les doy las gracias y algo de
calderilla
Que no digan, que no digan...
El retrato de un hombre nunca tiene
fecha
La vida desalmada declina con el tiempo
Así el tiempo y el retrato nunca se
detienen
La vuelta de la esquina siempre es
pasajera
Deseo regalaros mi último beso
Con toda la sangre de un te quiero
brotando entre los labios
Busco sumergirme en el mar de los
infiernos
Y elevar los huesos de la calavera a
los cuatro vientos
Que no se tarde mi vida por lo que más quiera
Que no se olvide de las penas que regamos juntos
Que no se olvide de las penas que regamos juntos
Que me mánde la ilustración del último
poema
Para así hacer un si en medio del Kali Yuga
Para así hacer un si en medio del Kali Yuga
Recordar míos amores que la sangre es
bendición
Un fuego que me quema y me da vida
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