Sentía
que ardía
el ser
delirante
ameno y
constante
en su
ardua vida.
Encogida
y triste
día a
día acudía
donde
la enviaron
y ella
no quería.
Un día
glorioso
oyó la
llamada,
la
posibilidad
siempre
anhelada:
Otra
vida puedes
gozar
si lo intentas.
Nada
determina,
tu ser
es paciente.
Y un
flamante instante
surgió
la ocasión.
Al
vuelo subió ella
y
alegre cantó.
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