Por la angosta callejuela serpenteada vuelan como mariposas las notas saltarinas de una vieja guitarra que se agarra a los brazos amorosos de un músico callejero.
Los
acordes rasgados con brío y melancolía empujan a la melodía por
cornisas y balcones hasta el desvencijado desván donde una niña
juega con un muñeco de trapo en el diván de las ilusiones.
Luego
el músico se va yendo seguido de su perro y su melancolía,
caminando por sinuosos callejones plenos de poesía, mientras la
música se va apagando en el carcomido desván y la ilusión del
diván se va borrando de la frente de la niña.
Cuento y dibujo de: Pil
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