domingo, 21 de mayo de 2017

Aforismos ilustrados.

Hoy quiero romper, no una lanza, sino diez, por aquellos que se acuestan en el fuego de la fragua y no se levantan hasta renacer como espadas de doble filo.

Que nadie tire una piedra sin besarla primeramente, no sea que dé en la frente de un compañero y este tenga que besar el suelo sin haber sido besado primero en la frente.

Qué sensata nos parece la gente cuando miente a mil por hora. Decir lo que nos viene en gana es una cosa y ocultarse en la mentira permanente, otra muy diferente.

No me llames tanto por mi nombre que le vas a sacar tanto lustre que me volveré tan ilustre que acabaré saliendo en la ilustración de portada de alguna lustrosa publicación donde se narran las hazañas de los grandes ilustrados que lustraron al mundo con su ilustrísimo nombre.

A decir verdad, ya nada siento, pero no miento cuando me digo al espejo: ¡Hola chaval! Y es que aún perdura el chavalillo en ese brillo que se oculta detrás del flequillo y en esos labios siempre dispuestos a besar las piedras del camino en las que tropieza mi destino.

¡Victoria, asómate al balcón de mi alma!- Grité un buen día- y Victoria no se hizo esperar y asomándose me coronó de laureles y desde entonces me acompaña abriendo camino y dejando memoria de nuestro caminar por las montañas.

La suerte nunca está echada previamente, sino que se la ha de acechar como al venado, tomando la forma de una lanza que no mira a otro lado sino a la pieza de su pitanza.

Hoy día, la caballería se ha refugiado en la cueva del solitario anacoreta; en ella encuentra el pan y el agua que la alimenta, mientras bruñe las espadas. ¡Ay el día en que la caballería reaparezca sobre las verdes colinas de España en sus cañadas!.

Hay más ardor guerrero en el corazón de un sabio solitario que en el pecho de un legionario. La sabiduría de este mundo es desvastada por la intrépida y bizarra mirada del lobo que caza fuera de sus linderos.

Ya no me acuerdo de nada; de que el mundo es una bola a no se cuántos por hora; de que hay que escupir al pasar delante de una iglesia; de que hay que ducharse, al menos, una vez al año, como mandan los americanos. Qué le voy a hacer si el ángel ciego del anochecer me robó la memoria mientras dormía. Como le pille va a ver...

Nunca se me ocurriría decir que Dios existe; eso sería ponerlo a la altura de una alpargata; de esta sí puedo dar fe de su existencia, ya que por haberla calzado tengo sobrada constancia. Sin embargo de Dios puedo afirmar que, aunque no exista, me persigue como una flecha y me causa todas las malas pasadas que cabe imaginar. ¿Qué otra cosa se puede esperar de un Dios tan severo a la hora de sacarnos de la cama?. Que Dios exista o no exista no es lo fundamental, el detalle está en las palizas que nos da de camino al cementerio para que no caigamos a lo tonto en una tumba abierta para otro.

El día en que perdí la importancia personal, lo gané todo; el día que me sacudí los deseos más profundos, vine a tener lo que más quería; el día que despaché el miedo a la muerte, resucité a la vida. ¡Cuanto se gana despidiendo estos hierros que nos mantienen aprisionados en sus mentiras!.

Me voy debajo de mi higuera, donde asomaré la cabeza poniéndome de puntillas sobre la supina ignorancia, no sea que pase el Maestro y al no verla asomar por ahí, maldiga a la higuera.


Aforismos y dibujo: Pil

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